El dia mas caluroso dia de verano (Libre,Colectivo)

No es que estuviera muy de acuerdo en ir a lugares tan públicos como lo eran las piscinas públicas, pero es que ciertamente ese día era uno de los más calurosos del verano y no podía aguantar estar encerrada en casa. Encendí el ordenador en mi cuarto y me puse a buscar yaoi, pero al instante lo dejé. ¿Para qué? Buscaba frío no calor y por muy aburrida que me encontrara las necesidades básicas eran lo primero y era encontrar algo frío. Me levanté de la silla del escritorio de mi habitación y caminé hasta la cocina para abrir la nevera y sacar uno de esos helados de nata tan buenos que había comprado mi hermano al regresar de clases. Lo desenvolví y metí en mi boca con urgencia, notando ese frescor tan delicioso y gratificante. Pero no tardé mucho en comermelo, cinco minutos o menos entre lamida y mordisco, miré vacilante la nevera y me cogí otro. Perfecto, quedaban otros dos, se los dejaría a Haruka, así no se quejaría luego de que me los había comido todos. Pero ese segundo helado tampoco me quitó la calor, era ¡Horrible! Haru no se encontraba ese día en casa, había salido con los amigos, por lo que me encontraba completamente sola en la casa, aburrida y con calor. Entonces, me fijé en un folleto que había sobre la mesa del salón, un anuncio de descuentos del 30% en la piscina publica de la ciudad. Piscina... Agua... Fresca.... Aunque no era muy social e ir sola a una piscina era algo raro, no me importó, me cambié colocándome un bikini blanco con toques negros bajo un vestido playero amarillo y azul cielo. Recogí mi cabello en una sola coleta esta vez, sería más comodo para estar en la piscina. Tomé una mochilita con la toalla, el protector solar, cambio de ropa y más cosas pequeñas y salí de casa, cerrando bien la puerta. No creo que a Haruka le importara que saliera sin avisarle, no tardaría mucho.

Al llegar, vi que no era la única que había decidido ir a la piscina ese día, menos mal que la piscina era bastante grande y contaba con tres piscinas, una con toboganes. Busqué un buen sitio en el césped, donde coloqué mi toalla expandida en él y mi mochila. Me quité el vestido y lo dejé allí con mis cosas, no creía que me robaran nada, tal vez era demasiado desconfiada pero ¡Quería refrescarme! Casi corrí para llegar a la cola, por suerte no muy larga, del tobogán más alto y con más curvas, era de tubo cerrado por lo que decían que daba más miedo. Al llegar mi turno, no vacilé, me senté y me impulsé tumbándome conforme bajaba, para ir cayendo por el tobogán. Me puse a gritar de euforia, aquello era simplemente ¡Alucinante! Y estaba todo oscuro por lo que daba más grima y emoción. Al final, salí disparada hacia el agua, la cual estaba fría y me impactó en un principio pero tras patalear en el agua e intentar nadar bien, aunque más bien me salió algo como a un perro cuando nada, poco a poco el frío contacto del agua fue desapareciendo hasta ser agradable y lo mejor del mundo. Me giré, flotando en el agua, por suerte esa era una zona en la que no había mucha gente y podría relajarme. No me importaba haber ido sola, solo quería no tener tanta calor y lo estaba consiguiendo.